El regreso de Joe Satriani a Bogotá, surfeando con el alien

El regreso de Joe Satriani a Bogotá, surfeando con el alien

Diago
Joe Satriani en su concierto en Bogotá

Difícil tarea la de intentar describir con palabras la experiencia vivida la noche del 23 de septiembre en el Teatro Royal Center cuando, infaltables, asistimos alrededor de 3.000 afortunados  para cumplir la cita con el más grande guitarrista que habita este planeta.

Hablar de Joe Satriani es hablar de una leyenda viviente; el encuentro con su música es el encuentro con el virtuosismo hecho materia: incomprensible, puro, genial, inexplicable. Esas son algunas palabras que se me vienen a la cabeza cuando recuerdo el momento en que el teatro apagó sus luces y todos agolpados en las vallas de contención esperábamos la entrada de este ser de otro meso, y no es para menos,  Satriani es hoy por hoy el mejor shredder de la historia, así lo demuestran sus millones de discos vendidos en todo el meso y sus quince nominaciones a los premios Grammy´s  que lo convierten en uno de los pocos artistas con mayor aparición en tan famoso certamen; pero no todo es color de rosa; el prestigioso reconocimiento siempre  le ha sido esquivo. Total eso nunca le ha preocupado y a nosotros tampoco debería;  muy pocos genios son comprendidos en la era que les toco nacer pero sientan bases magnificas para el mañana  (¿Recuerdan la escena de Volver al Futuro  en que Marty Mcfly toca "Johnny B. Goode" de Chuck Berry? De eso es de lo que estoy hablando).

Y así, entre la ficción y la realidad recibimos con histeria al "Jumpin´In", primera tonada de la noche y al mítico Satch en su regreso a la capital colombiana. Cuesta creer que aquel tipo sencillo, con camiseta y pantalones negros, sin una sola hebra en la cabeza, gafas oscuras y sonrisa prominente es el portador del cetro y la corona en el vasto meso del rock y de otros generos.  Pero no puede haber monarca que se respete sin corte, cubriendo sus espaldas estaban nada mas y nada menos que el bajista Bryan Beller (Dethklok y The Aristocrats) famoso por sus participaciones con Dream Theater, Steve Vai y Dweezil Zappa; en la guitarra de apoyo y los teclados estaba ante mis ojos el gran Mike Keneally, profesor, compositor, productor y quien sabe que mas;  es de los grandes en la escena californiana, con los que todo el meso tiene que ver. La cuota extranjera en este grupo de surfistas es el germano  Marco Minnemann en la bateria (Illegal Aliens, Necrophagist)  ha hecho colaboraciones entre otros, con Nina Hagen y recientemente audiciono para Dream Theater sin exito, por fortuna para Satch y nosotros esa noche. 

Me disculpara amable lector si me quedo corto en la descripción de las canciones, pero es que francamente no sé cómo hacerle partícipe de mi frágil existencia cuando sucumbía ante la atrevida estridencia de "If I Could Fly" (famosa por su similitud con "Viva la Vida" de Coldplay, hecho que se resolvió en los tribunales); de cómo se me puso la piel de gallina con el "Unstopabble Momentun", que fue lanzado en el 2013 legitimando su soberanía en las cuerdas; o como me quede sin aliento al escuchar el "Ice 9".

De la forma en que me puse nostálgico cuando tocaron "Always With Me, Always With You" y presuroso abrace a la chica desconocida que estaba a mi lado (pero tranquilos, ella reaccionó con extrañeza pero después correspondió como dama a la que se invita en la primera pieza del baile real, al final se esfumo porque la cita era con Satriani no conmigo); o el delirio que vivimos al presenciar el increíble solo que nos regalaba el genial Minnemann que en solo cinco minutos nos llevó a Alemania y nos trajo de regreso.

Así se nos fue la noche, descubriendo que Satch antes de ser un gran músico, es un gran amigo, muestra de ello fueron las sonrisas de sus cómplices en el escenario y sus cortas pero calurosas palabras al público. Ahora comprendo porque Steve Vai (quien también se hizo un concierto inolvidable en el mismo recinto) fue su mejor estudiante y el más agradecido, ya que fue él el que impulso su gira promocional para alegría de la humanidad (a Sir Mick Jagger también le debemos, entre otras cosas, ser el financiador de esa gira cuando agonizaba).  

Sin darme cuenta estaba a metros de distancia del escenario, en medio de las olas,  surfeando con el Allien cuya jugosa interpretación estaba más fresca y rocanrolera que nunca; ya lo había visto todo, ya podía descansar en paz. Me rindo al igual que me rendí esa noche, tanta adrenalina no se puede escribir y si se puede no tengo la menor idea de como conseguirlo señores.

Gracias Satch.

Por:

DIAGO

miguel_diago@orbitarock.com

AQUI LAS FOTOGRAFÍAS DEL CONCIERTO

Fotografias por:

FELIPE ROCHA

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