Uno de los conciertos más esperados de 2024, Iron Maiden llegó a Colombia para dar uno de sus últimos conciertos de 2024. Una noche memorable aprovechada por los amantes del metal colombianos que vieron en esta la mejor oportunidad de ver en vivo a la banda que ha estado constantemente presentente en sus vidas.

El estadio El Campín fue testigo del regreso de Iron Maiden a Bogotá, como parte de The Future Past World Tour. Trece años pasaron desde su anterior visita, y la expectativa se sintió en cada rincón. Desde días antes, algunos fanáticos acamparon cerca del estadio para asegurarse un lugar privilegiado, reflejo de la devoción que la banda sigue despertando tras casi cinco décadas de historia.

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Con boletería agotada desde hace meses, más de 35 mil asistentes se congregaron en una noche inolvidable para el heavy metal. El ambiente fue abierto por Kronos, la legendaria banda caleña que cumplió un sueño largamente esperado al compartir escenario con uno de sus mayores referentes, según lo afirmó su líder Jorge Fresquet. Temas como "Fuego en mis venas" y "Solo quiero rock and roll" resonaron como himnos, conectando generaciones que crecieron con su música.

Iron Maiden demostró una vez más su vitalidad, a pesar de que sus integrantes tienen entre 65 y 72 años. Bruce Dickinson, Steve Harris, Dave Murray, Adrian Smith, Nicko McBrain y Janick Gers siguen recorriendo el mundo como incansables embajadores del heavy metal. En esta gira, que abarca 73 conciertos entre 2023 y 2024, queda claro que el paso del tiempo no los ha detenido. Su energía sobre el escenario y la conexión que mantienen con el público son testimonio de un compromiso inquebrantable con su legado.

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El show principal trajo consigo un repertorio cuidadosamente escogido, con 15 canciones que repasaron lo mejor de Senjutsu (2021) y Somewhere in Time (1986). Aunque algunos asistentes extrañaron clásicos más emblemáticos, momentos como “Fear of the Dark”, “Wasted Years” y “The Trooper” lograron que miles de voces se unieran en coros electrizantes. Bruce Dickinson, siempre carismático, compartió su agrado de volver al país, aunque comentó entre risas que el olor a marihuana le dificultaba la voz, pidiendo que “no fumaran tanto”.

El emblemático Eddie también tuvo su protagonismo, apareciendo en una épica batalla con Dickinson y Janick Gers en el escenario. Sin embargo, la producción fue más discreta que en giras anteriores, con menos pirotecnia y cambios de vestuario. Además, la falta de pantallas y la ubicación de la carpa de sonido dificultaron la experiencia visual para muchos asistentes en Cancha General y Gradería Norte. A esto se sumaron fallas intermitentes en la guitarra de Gers y la voz de Dickinson, lo que no impidió que el tridente de guitarras junto a Dave Murray y Adrian Smith brillara en su esencia más pura.

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El cierre dejó una promesa que emocionó a todos los presentes: Dickinson confirmó que Iron Maiden volverá a Colombia en 2026. Una noticia que llenó de esperanza a quienes desafiaron no solo la nostalgia, sino también las dificultades logísticas, como la falta de transporte público al finalizar el evento, que una vez más demostró no estar preparado para eventos de esta magnitud, obligando a muchos a caminar largas distancias o a pagar precios excesivos por transporte privado.

Iron Maiden no es solo una banda, es un símbolo de resistencia, de pasión y de una conexión que trasciende generaciones. Bogotá vivió una noche donde el tiempo se detuvo y la música habló de un legado que seguirá creciendo. En sus propias palabras, "The Future Past", el pasado y el futuro unidos en una sola voz: la del heavy metal. Colombia, una vez más, fue testigo del rugido eterno de la Doncella.

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